Eugenio Chicano dedica una de sus obras a García Lorca. Aquí lo vemos ataviado con el sombreo de verdiales y la vara de mando, dispuesto a iniciar un choque con su Panda.
Si Picasso hubiera disfrutado de toda su vida en Málaga, habría terminado pintando al ciego así.
Cuando Francisco de Goya pintó "La gallina ciega", en realidad lo que quiso pintar es esto, lo que pasa es que aún no había estado en Málaga.
Es habitual ver por las carreteras españolas el toro de Osborne, de hecho fue indultado cuando fue quitada la publicidad. En Málaga, nuestro toro luce así, o al menos le gustaría.
Gutiérrez Solana realizó un retrato de Unamuno en 1936, pero ese retrato no estaba completo, ahora podemos saber que era un entusiasta de los verdiales.
La alegría de la primavera se manifiesta en el paisaje y en el espíritu.
Aunque no lo parezca, los pingüinos van de discoteca y bailan como el que más.
Uno de los paradigmas de la relajación es sentarse y comptemplar el paisaje.
Caballo galopando al atardecer, en busca de una jaca jerezana.
Zombis cainando hacia la luz donde les espera un platillo volante.
El campo, cual colcha de retales, alegra la mirada de quien lo contempla.
Las casas se vuelven amarillas cuando reciben los reflejos de un sol que se va al catre.
Pero mira coomo beben los peces en el río...
Las cuatro esquinas, una encrucijada en la vida.
Los colores de África, un arco iris en la miseria.
La playa por la noche no tiene vida... ¿O sí?
El huevo frito iluminando las primeras casas del pueblo.
Las palmeras se balancean al compás de las olas.
Campo, campo, campo... entre los almendros los cortijos blancos.
Málaga la bombonera, flor de la costa del sol.
Monte rosa, primo hermano de los Alpes.
El camino ascendente... o descendente.
El pueblo de Caperucita, detrás del monte está la abuelita.
Un camino de mil millas empieza con un paso.
Serpiente de casitas adosadas despertando al amanecer.
Por la noche el campo descansa, se inunda de rocío... y duerme.
El sol se llama Lorenzo y la luna Catalina.
Maniobras orquestales en la oscuridad... con alevosía.
Una casa, dos casas, tres casas... aprendiendo a contar.
La noche me confunde... ¿Son almendros, Sancho? Almendros son, mi señor Don Quijote.
Novia del campo, amapola, que estás abierta en el trigo.
R.A.E.: "Cortijo": m. Finca extensa con edificaciones para labor y vivienda.
Vengo de los verdiales, de los verdiales vengo...
